Resumen
Julián, «el Lonas», vuelve al pueblo de su infancia y recuerda su vida allí. Un narrador autodiegético y extradiegético rodea un acontecimiento que supuso un punto de inflexión en su adolescencia: la paliza que le dio su amigo Crispín en el Muro. Según avanza la narración, el lector da cuenta de la vida miserable de posguerra, pero, sobre todo, de las tensiones entre el oficial Laureano, «el Bigotes», afiliado a la Falange y director de sus juventudes, y el profesor y excombatiente republicano Don Domingo. Así, tanto el protagonista como el lector se mantienen alejados, aunque observadores, en cuanto a una serie de hechos que ocurren en el pueblo. Crispín hace de topo, tanto del profesor como del oficial, y es abusado sexualmente por parte de este último; los padres anarquistas del protagonista, así como el propio Crispín, el profesor, la Foguetería Pacheco y, finalmente, el protagonista, entre otros, están involucrados en una organización aparentemente comunista en la que trafican con pólvora para llevar a cabo acciones en contra de la figura de Franco y del franquismo; los falangistas incendian la casa del profesor; Laureano abusa de menores en una furgoneta y hace creer que ha sido Don Domingo, etc. Cuando estas tensiones explotan, el profesor huye del pueblo a la ciudad. Después de unos años y tras el intento de una acción contra la figura de Franco, Crispín y Julián son trasladados al reformatorio de Zaragoza y los padres de Julián, así como el profesor y el resto de participantes, son apresados.
El lector da cuenta de que la paliza que tanto recuerda el protagonista fue parte de una maniobra del profesor y Crispín para que Laureano no lo relacionara con ellos. Lo que parecía un intento para arrebatarle la vida fue, en realidad, un intento de salvársela.