Resumen
La novela del escritor Adriano de Mata se basa en hechos y datos históricos reales. Huido de la Guerra Civil, en mayo de 1937 llega al puerto de Southampton el barco La Habana que transportó a casi cuatro mil niños refugiados partiendo del puerto de Santurtzi. Allí naufragaron los hermanos de Lekunberri Pirmin, Aurea y Eusebio, y guardaron cada uno de ellos con profundidad en la memoria las últimas palabras de sus padres: que para los San Roques estarán juntos en casa de la abuela de Deba. Una vez en el exilio, la sencillez de los niños se mezcla con las vicisitudes cada vez mayores y más crudas de la vida, obligando a acelerar el proceso natural de madurez con vivencias graves y crueles: al principio, la nostalgia se ve reforzada por el miedo originado por los fascistas, pero con el paso del tiempo, todos los niños tendrán noticia de lo que ocurre en su tierra natal: muchos no podrán volver a casa durante mucho tiempo. El miedo se transforma en odio a la vez que el niño se hace adulto. Vendrá la muerte de los verdaderos parientes, y lo que al principio era nuevo, ya se está estabilizando, las nuevas familias y lenguas sustituirán a las natales. Sin embargo, la guerra también llegará al Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial, y con ella la muerte de Eusebio en un bombardeo. La historia también está escrita para quienes sufrieron todo tipo de dolores.
Cuando se decide cuándo partirá el barco La Habana que trasladaría a los niños a Inglaterra, se habla del fantasma de los bombardeos, sobre todo después de los de Durango, Elorrio y Gernika, pero finalmente es la "masacre de Gernika" la que empuja al Gobierno a autorizar la evacuación (63). Al final de la novela, sin embargo, se nos presenta una situación hipotética, en la que Pirmin, Aurea y Eusebio se dirigen a su casa para el día de San Roque, como el título promete: se cuenta que Franco es capturado y fusilado por los gudaris: "Eztabaida sutsuen ostean Gernikak fusilarazi dute, non eta arbola sainduaren pean” (Tras acaloradas discusiones ha sido fusilado en Gernika, donde y bajo el Árbol Santo) (598). Así pues, tras ver a lo largo de la novela la esperanza de estar en casa para el día de San Roque de los niños, en estas últimas páginas se representa lo que sucedería si ese deseo se materializara y el principal responsable de la Guerra Civil fuese fusilado bajo el árbol de Gernika. Además, durante toda la novela los hijos de los abertzales, incluidos Pirmin, Eusebio y Aurea, cantan varias veces "Gernikako arbola" como himno que les pertenece, y a medida que el tiempo transcurrido en el exilio va aumentando y el euskera como lengua materna se va perdiendo, también dejan de cantar el himno, sustituyéndolo poco a poco por el himno de Riego y el "god save the king" de los ingleses. Por tanto, en la novela se puede observar la evolución del valor simbólico de Gernika(s). Por un lado, por las referencias al árbol y al verso de Iparragirre convertido en himno de los vascos, podría decirse que se visualiza el carácter simbólico tradicional del nombre del lugar, que procede de muchos siglos atrás. Además, a medida que "van perdiendo patria", los niños dejan de cantar "Gernikako arbola", uniendo simbólicamente la infancia, el exilio y el trauma, tanto con el silencio como con la pérdida del euskera (y de sus raíces). Por otro lado, las representaciones históricas del bombardeo de Gernika sugieren la influencia "disruptiva" del trágico suceso en la evolución del símbolo (Ostolaza, 2023). De hecho, la guerra del 36 y aquel experimento bélico llevado a cabo por orden de Franco marcaron definitivamente el nombre de lugar, renovando con significado la carga simbólica hasta entonces de Gernika. Así mismo, en la novela se relaciona la desembocadura de La Habana con el bombardeo de terror de Gernika y Franco es fusilado en el pueblo masacrado por orden suya, bajo el árbol: además de reflejar la evolución del símbolo, enlazando ambos significados, el anterior y el posterior a la masacre.