Resumen
El narrador de esta historia, en tercera persona, va alternando los recuerdos del protagonista, David Arnau, en su niñez y juventud, con el momento en que llega a Madrid, a finales de los años 50 del siglo XX. Así, sabemos que cuando era un niño en un lugar del Mediterráneo (que bien puede ser el del propio autor, nacido en un pueblo de Castellón), mientras corría por la falda de una montaña con su inseparable amigo Manuel y con otro chico un poco mayor que ellos, Voro, que buscaba capsulas de bala para extraer el cobre, les explotó una bomba de la guerra civil. Una esquirla de metralla fue directamente al cuello de Manuel, le partió la yugular y lo desangró en dos minutos. Este hecho pesará mucho en la conciencia de David, y le llevará a utilizar el nombre de Manuel en sus escritos para futuros guiones. También se nos cuenta su juventud en Valencia cuando estudiaba la carrera de Derecho, pero lo que en realidad él quería ser es director de cine. Así que, terminada la carrera, con veintitrés años, pondrá rumbo a Madrid. Llega el mismo día en que ejecutaron a José María Jarabo por haber asesinado a cuatro personas. Fue el último ejecutado con el método del garrote vil. Este hecho le inspirará para escribir un guion, que tal vez podría haber sido el germen de la película El verdugo, ya que David utilizará este material en su examen de ingreso en la Escuela Oficial de Cinematografía, que presidía el tribunal de ingreso en dicha escuela. Empezará a descubrir el Madrid de los primeros años sesenta, intentará encontrarse con la actriz Ava Gardner, que durante ese tiempo frecuentaba muchos locales de la noche, visitará habitualmente el café Gijón, donde se encontrará a escritores y gente relacionada con el cine (Tono Mihura, Edgar Neville), y también será detenido por la policía franquista por robar en el Museo de Arte Moderno un retrato de Ava Gardner y no llevar identificación. Será conducido a los sótanos de la Dirección General de Seguridad, interrogado por llevar un cuaderno en el que escribía un guion y torturado por comisarios, entre los que se encontraba el famoso Conesa, por decir que aquellas notas solo eran ficción. Allí entablará contacto con otros detenidos y empezará a adquirir conciencia de la realidad política de su país bajo la dictadura de Franco.