Resumen
Primi e Isabelle, dos funcionarios de la Unión Europea, se plantean la compra de una residencia vacacional para establecerse lejos de Bruselas una vez les llegue la jubilación. Entre los distintos destinos que barajan, finalmente deciden comprar una vivienda en la localidad gerundense de Tossa de Mar. El día en que se produce la firma de la compra, Primi avisa por teléfono a su tía Paquita, que vive en Mequinenza (Aragón), de donde es originaria la familia, y esta le informa de que su padre Primitivo y su tío Justico fueron acogidos como niños refugiados durante la guerra en un hotel de Tossa, antes de ser evacuados a Francia.
Esta coincidencia le incita a recuperar los pasos perdidos de su padre y de su tío, así como del resto de la familia, desde principios de los años veinte hasta la actualidad. La novela es, pues, una reconstrucción de distintas historias, lugares y acontecimientos, que tienen como nexo común a la familia de Primi.
Por un lado, asistimos a la construcción de la Casa Johnstone en Tossa de Mar en los años treinta, un hotel exclusivo ideado por Archie y Nancy Johnstone que convirtió a esa localidad de la Costa Brava en lugar de descanso de artistas e intelectuales de toda Europa. Con la llegada de la Guerra Civil, el establecimiento se convirtió en un centro de niños refugiados provenientes del interior de España, como fue el caso de Primitivo y Justico. Ante la inminente derrota de la República Española, en febrero de 1939, ambos hermanos son evacuados a Francia, como parte del contingente de retirada ante el avance de las tropas golpistas. Los niños pasarán a Perpiñán y de ahí a Besançon, lugar desde el cual serán distribuidos a distintos países europeos o repatriados a España. En el caso de Primitivo y Justo, regresan a Mequinenza con su familia.
Por otro lado, y a partir de aquí, se desarrollan las historias de vida de Primitivo y de Justo. Primitivo se hizo minero en las minas de Mequinenza y, tras el accidente de la mina de Bois du Cazier, en Bélgica y los acuerdos laborales entre Bélgica y España, emigra a una localidad cercana a Lieja para prosperar; en ese país formará una familia, entre otros nace su hijo Primi (el funcionario de la Unión Europea, personaje con el que arranca la novela) hasta su muerte en el año 2015. Justo, en cambio, regresó de niño a Mequinenza y tras un breve paso por la escuela, también comenzará a trabajar en la mina; en los años sesenta emigra a Duisburgo, en Alemania, para trabajar como obrero metalúrgico, lugar donde acabará politizandose y sindicándose; a su regreso a España en los años setenta, militará en el Partido Comunista, viajará a Cuba y a la Unión Soviética, e incluso pasará una temporada en la Nicaragua de la Revolución Sandinista, y morirá en 1995.
Son numerosas las historias que se entrecruzan con las vidas de Primitivo y Justo. Una de ellas es la de los fundadores de la Casa Johnstone: Archie regresará a Londres tras la guerra y volverá a ser periodista, pero las desavenencias con la línea editorial de su periódico y con la política de su país, le hará renunciar a su nacionalidad y adoptar la soviética; por su parte Nancy, separada de Archie, vivirá en México y Guatemala, y se le perderá la pista una vez regresa a Tossa de Mar para recuperar su antiguo hotel, empresa en la que acaba fracasando.
Otra de las historias importantes en el libro es la de Primitivo Moles Trilla, sastre de Mequinenza, padre de Primi y Justo (además de Paquita, Andrés y Liria), librepensador socialista, que se exilia en Francia en 1939, sufre el internamiento en los campos de concentración de Argelès. A su vuelta a España, decidido de su inocencia al no tener delitos de sangre, es detenido por la Guardia Civil en 1939 y puesto en libertad en 1940. A su muerte en 1942, es enterrado en el “corralito”, un lugar apartado del cementerio de Mequinenza para las personas que morían fuera de la fe católica.
Otras historias interesantes, que sirven de contexto para las trayectorias humanas de los protagonistas, son las que recrean la creación de la Sociedad Anónima Carbonífera del Ebro en 1880 y la evolución de la minería en esta zona de Aragón; la llegada de un grupo de ingenieros alemanes a la zona para fundar en 1897 la Sociedad Electro-Química de Flix, en Tarragona, y la relación de esta localidad con la cuenca minera de Mequinenza; la construcción entre 1958 y 1964 de la presa Ribarroja del Ebro, que anegó las localidades de Fayón y Mequinenza, y obligó a construir nuevos pueblos de colonización.
La novela se cierra con un encuentro entre Primi y el narrador en el cementerio de Mequinenza, ante la tumba de Primitivo Moles Trilla y de su hijo Justico Moles, en la que ambos certifican el valor que supone redescubrir el pasado y hacerse cargo de la memoria familiar o de la memoria histórica. Ese descubrimiento del pasado hace que ambos sientan un vínculo emocional con esa localidad, Mequinenza, con su historia y sus habitantes.