Resumen
Esta obra, escrita en clave autobiográfica, sigue la historia de Aurora, y nos hace partícipes de una parte decisiva de su infancia, primero en Barcelona y después en México, en el exilio, como una de los niñas destinadas a Morelia. Los llamamos "Niños de Morelia" fueron un grupo de 456 menores, hijos de republicanos, que en 1937 fueron llevados a México, abordo del Mexique.
La primera parte de la novela narra los días de Aurora en Barcelona. De un modo casi costumbrista nos retrata su entorno, su familia, el recuerdo idealizado de su cerezo y el amor por las cerezas. Igualmente, relata la historia de sus familiares, de su abuela Dolores y sus coplas, también de su abuela Braulia y su marido. También habla de sus vecinos, los carboneros y los verduleros, y de sus amistad y aventuras con sus hijas. La evocación de la narradora está llena de anécdotas sobre la Barcelona del momento. Es un relato intimista, en primera persona, en la que todo aparece bajo la perspectiva matizada de una niña inocente y traviesa.
Al estallar la guerra la narradora testigo se refiere a las esperanzas y la fe de los vecinos en la defensa de la República. Pero también deja registro de cómo, poco a poco, los ánimos van decayendo. La voz autodiegética recuerda los bombardeos, menciona cómo corrían a esconderse en los refugios sin su padre, ya que no podía desplazarse por su enfermedad. También reconoce cómo le costó a su familia la decisión de enviarla a ella y a sus hermanos al exilio, y de cómo pensaban que volverían a verse pronto, a pesar de que no fue así. Hecho que deja en primer plano el desarraigo y desprotección que sufrieron los menores que debieron ser evacuados.
El texto es importante desde el punto de vista de la reconstrucción de la diáspora, ya que cuenta el trayecto de los niños hasta México, desde los barcos o cómo iban atravesando ciudades en tren, hasta cómo eran recibidos cantando y con aplausos. Retrata, igualmente, la llegada a la nueva escuela y las condiciones en las que estaba. Por otro lado, deja en evidencia el espacio que como símbolo de la resistencia republicana, ocupaban los niños evacuados. La testigo recuerda que eran exhibidos para hablar de los triunfos de la República o que recibían cosas nuevas cuando eran visitados por personas importantes. De igual modo, deja constancia del acoso de otros niños que se ensañaban con ella y su hermano, hasta que aprendieron a defenderse.