Resumen
Neila, una escritora procedente de Madrid instalada en Calpe, se encuentra en la cena anual de amigos para celebrar la noche de San Juan. Sin embargo, esta ocasión es diferente ya que Juanita, la madre de Juan, el anfitrión, ha fallecido. Este cuenta cómo ordenando las cosas de su difunta madre ha encontrado las cartas de su tío Juan, un soldado de diecinueve años que murió el ocho de marzo del treinta y nueve en Madrid. El ejército nunca notificó la muerte a su familia. Los familiares de Juan supieron de su muerte meses después gracias a uno de sus compañeros del ejército. Debido a esto, Neila decide investigar sobre Juan y escribir un libro sobre su búsqueda.
Las cartas de Juan se intercalan con el presente de la investigación. Así pues, en sus cartas iniciales se relata su reclutamiento, su posterior instrucción, en la que se refleja la ausencia de conocimiento militar de los soldados y los diferentes destinos que le será adjudicados. Finalmente, su compañía quedará instalada en la retaguardia del frente de Cañete.
En efecto, desde el inicio de la investigación, Neila se topará con las dificultades que entraña desenterrar el pasado: la falta de documentos, bien porque no se han encontrado o porque al inicio de la contienda se destruyeron para evitar represalias, como ocurre con la partida de nacimiento de Juan, la escasa digitalización de estos, la necesidad de centralización de los documentos o la falta de interés de las instituciones para informar al ciudadano sobre el pasado serán una constante en su relato.
Ante esta situación, Neila decide volver a Madrid con la excusa de visitar a sus padres pero con la intención de facilitar su investigación. En esta vuelta a casa de sus padres, la escritora descubrirá su propio pasado. Bernardo, el padre de Neila, guarda cartas de su tío abuelo Daniel, que luchó en el bando sublevado. Bernardo enferma durante la investigación de Neila, pero le contará que su bisabuelo fue fusilado por ser ugetista. También le confesará que su abuelo tenía dos hermanos, Daniel que marchó al frente rebelde y otro que luchó en el frente republicano. La familia fue tachada de roja y, después de la muerte de Damián, Bernardo y Amalia fueron obligados, por los fascistas del pueblo, a trasladarse a Madrid.
A lo largo de la novela, el contenido de las cartas de Juan empieza a cambiar, en las misivas se refleja la creciente angustia y desesperanza en la retaguardia republicana, donde los soldados se enfrentaban a las informaciones sobre los ataques y avances franquistas, así como a los crecientes rumores del golpe de estado. En contraste, aparece la correspondencia de Daniel en el que estos avances son celebrados y en los que también se empiezan a escuchar los ecos sobre el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado.
Después de la muerte de su padre, Neila regresa a Calpe. Durante una cena con amigos, explican el contexto del golpe, motivado por las profundas divisiones internas de la República. Negrín quería resistir, aunque la guerra ya estaba perdida, mientras que Casado, movido por su anticomunismo y la desesperanza, buscaba negociar con Franco. Esta situación se refleja, de manera diferente en la correspondencia de los dos muchachos. Sin embargo, esta inestabilidad queda patente, sobre todo, en las cartas de Juan, que refleja cómo la pérdida de los territorios del Ebro y Cataluña alimentaron las tensiones. Ante esta circunstancias, Casado se alió con la Quinta Columna y justificó su golpe de estado con la acusación a Negrín de su favor hacía los comunistas.
La novela acaba con la recreación del recorrido realizado por la 214ª Brigada a la que Juan pertenecía, de modo que Neila sitúa la muerte del muchacho durante las batallas de Madrid, en medio de las batallas entre las facciones casadistas y los comunistas. En un primer momento, sospecha que Juan pudo haber caído durante los combates de Alcalá de Henares o Torrejón. Sin embargo, tras exhaustivas búsquedas en archivos, registros civiles y listas de defunciones, Neila descubre que Juan murió a consecuencia de un bombardeo cerca de las vías del tren de la localidad de Fuencarral el once de marzo del treinta y nueve. La novela acaba con Neila contándole a los familiares de Juan que ha encontrado a su tío y que, seguramente, se encuentre enterrado en el cementerio local de Fuencarral.