Resumen
Jokin Urain escribió el libro Errotarria cuando estaba en la cárcel. El autor nos cuenta cómo, con la ayuda de su compañero Mario Artola, fue recopilando la documentación necesaria en busca de la raíz de las formas de cárcel, exilio, deportación y demás persecución de los vascos. A familiares y amigos les pidieron libros, cartas, periódicos, testimonios o poemas, elementos con los que completaron la narración. Urain realiza así un recorrido desde 1936 hasta 2005, en el que explica pasajes de la Guerra Civil, el Franquismo, la Transición y las últimas décadas finales de los 90 y principios de los 2000. En muchas ocasiones, son las propias voces de los testigos las que narran en primera persona el acoso, los desplazamientos, las torturas o los encarcelamientos sufridos. Al mismo tiempo, el autor comparte las experiencias carcelarias de él y su amigo, tanto las vividas en el proceso de investigación para elaborar el libro como las vivencias vividas durante su encarcelamiento: soledad, dolor por la dispersión, muerte de sus compañeros de cárcel, huelga de hambre para alcanzar el estatus político...
En esta obra aparece en varias ocasiones el bombardeo de Gernika, así como la simbología asociada a éste y a su árbol. La mayoría de las menciones se hacen en pasajes correspondientes a la Guerra Civil.
Para empezar, al final de un capítulo en el que se habla de los fusilados, Urain explica que en la televisión carcelaria se emiten varios reportajes sobre la Alemania nazi y que recientemente vio otro documental del bombardeo de Gernika. En este sentido, sugiere que en los medios de comunicación "el objetivo de esa actualización de las historias de ayer es tapar las de hoy" (pág. 23). Sin restar importancia a la masacre del bombardeo y a la represión bélica, también pretende reflejar la gravedad de la represión aún visible en 2006.
Por otra parte, el siguiente apartado trata sobre los refugiados de guerra. Por un lado, al hablar de la acogida de Francia, se refiere a las declaraciones del político anticomunista Jean Ibarnegarai tras el bombardeo de Gernika. Coincidía con los vascos partidarios de Franco y así habló de las consecuencias del bombardeo: "Sin embargo, no tienen el árbol de Gernika. Los pasamanos de Mola custodian el árbol santo "(p. 24). El árbol de Gernika ha sido históricamente símbolo de la identidad vasca, por lo que, según Ibarnegarai, el hecho de que el árbol de Gernika permanezca en pie es un reflejo del mantenimiento de lo vasco. Sin embargo, para él esa “vasquidad” es la que se une a Franco y al alzamiento. Por eso dice que los vascos de Mola cuidarán el árbol, porque fue aquel militar quien inició el alzamiento fascista en Pamplona junto a los carlistas vascos. Por otra parte, en la misma sección del libro, siguiendo con el tema de los refugiados, se refiere a los niños evacuados en los barcos, especialmente el que se realizó "entre el bombardeo de Gernika en abril y la caída de Bilbao en junio" (p. 25).
Además, más adelante se menciona el libro El Árbol de Gernika escrito por George Steer. George Steer fue periodista de The Times y se encontraba en el País Vasco cuando ocurrió el bombardeo de Gernika. El libro recoge detalles de este suceso y de la Guerra Civil española (en inglés, The Tree of Gernika: A Field Study of War). Fue la primera denuncia mundial del bombardeo. El título vuelve a ser un reflejo de la carga simbólica del árbol de Gernika, que hace referencia al ataque alemán, así como a la resistencia del propio País Vasco.
En otro apartado, entre las negociaciones para la rendición de Bilbao, se explica que una semana después del bombardeo de Gernika, el Papa de la época Pío XII pidió al cardenal Isidro Goma que escribiera una carta dirigida al lehendakari Aguirre para que se rindiera Bilbao. Con la fecha del bombardeo tan cercana, podemos pensar que este suceso fue una de las razones por las que se pidió la rendición de Bilbao para evitar el sufrimiento de los vascos ante las masacres provocadas por el ataque, entre otras.
Por último, no se menciona más el bombardeo de Gernika, pero sí aparece el símbolo del pueblo de Gernika en otro apartado dedicado al campo de concentración de Gurs para refugiados en Zuberoa. Un testigo que estuvo presente relata lo vivido en la campa de Gurs llamada Gernika Berri. En aquel lugar se reunieron unos 5.000 vascos y supuso para muchos vascos un espacio de libertad para vivir en solidaridad con sus compatriotas. El nombre de este campo refleja el deseo de crear una nueva Gernika, una vez que el pueblo originario, tan importante para los vascos, ha quedado totalmente destruido.