Resumen
En la primera parte (1919-36) de la novela Trencatenebres se presenta a los protagonistas como si fueran las piezas de un juego en el que cada lector ha de saber ordenar el relato para poder continuar la lectura. Poco a poco nos vamos acercando a las vidas del huérfano Miquel el Pudent, de Anna y Agnes Mestre, hijas del médico progresista Teofil Mestre, de Tomas Marco, hijo de guardia civil, y del anarquista Toni Tort. Las piezas de este capítulo están agrupadas bajo el título de "El Sambori" o juego de la rayuela.
En la segunda parte, primer año de la guerra, los protagonistas viven los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas. Esta parte tiene por título "La Tella", piedra plana que se utiliza para recorrer los distintos espacios del juego de la rayuela. Nosotros vemos la situación a través de la anarquista "Columna de Ferro" y especialmente del grupo de los "Trencatenebres", subgrupo de la citada columna que intenta frenar las tropelías de algunos anarquistas de la retaguardia y, al mismo tiempo, descubrir a un asesino que, según parece, se ha colado en sus filas. Al final, como dice Toni Tort, nuestra guerra ha terminado, pero la guerra continua.
Es una obra con muchos personajes, a los que vemos crecer, evolucionar y posicionarse en el espectro político-social entre 1919 y 1937. La obra tiene varios hilos conductores —sociológico, político, feminista— que se entremezclan continuamente, pero es especialmente interesante la lucha de algunos personajes contra el determinismo social: al huérfano analfabeto Miguel la guerra le da vida; Anna y Agnes Mestres luchan contra el destino de "ser mujer". Anna actuando como una mujer liberada sexualmente, con muchas contradicciones y con un final trágico. Agnes tiene la osadía de introducirse en un mundo masculino, la facultad de Medicina, y empezar a ejercer su profesión de médico en las columnas anarquistas durante el primer año de guerra. Todas las contradicciones de una sociedad muy compleja políticamente pero muy sencilla en cuanto al papel de la mujer: en casa y a cuidar niños y marido. O como dice Irene, una anarquista: «Es más fácil aceptar que una mujer sea general que lesbiana»
(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)