Resumen
La novela se sitúa en la isla de La Palma durante la Semana Roja, el protagonista, Agustín Santos, es un maestro de Puntallana que, tras el alzamiento militar, decide esconderse en los montes de la isla para evitar represalias. Su huida se ve motivada no solo por sus ideales comunistas, sino también por la amenaza personal que representa Floro, apodado el Hurón, un falangista que busca vengarse de Agustín por haberse casado con Emilia, la mujer que Floro deseaba.
Durante su periplo por la isla, Agustín se encuentra con Juan Padilla, conocido como el Malhablado, otro fugitivo con quien comparte refugio en cuevas y una tensa convivencia que derivarará poco a poco en un acercamiento a partir de debates y discusiones sobre el contexto que viven y sobre sus ideales. Ambos intentan sobrevivir mientras son perseguidos por Floro y otros falangistas que recorren la isla en busca de republicanos escondidos. La narrativa se alterna entre la huida en el monte y las cartas que Agustín y Emilia se escriben, mostrando la angustia de la separación y la esperanza de un reencuentro. Emilia, por su parte, permanece en la capital de la isla, esperando que su marido pueda ponerse a salvo. En esta espera se encuentra junto a su familia: su hermana Adela, su madre Carmita y su padre don Sito. La familia sufre las consecuencias de la persecución, siendo objeto de registros y represalias por parte de los falangistas. En uno de estos episodios, las mujeres son detenidas, rapadas y maltratadas como castigo por la fuga de Agustín y don Sito sería preso hasta la amnistía de 1946.
En su intento por encontrar una huida, Agustín tiene como objetivo llegar a Justino Paz, un joven vinculado a la resistencia, que vive al sur de Malpaíses, en una casa aislada. Justino, según les han contado, controla puntos de refugio, y cuenta con apoyos capaces incluso de sacarles de la isla rumbo a África, en zona francesa. Para llegar hasta él, deben contactar con Fernando Santana, alias el Polaco, un transportista confiable que, junto a su esposa Soledad, accede a esconderlos en su casa temporalmente. Fernando busca la ayuda del médico don Pío para atender a Juan, quien estaba enfermo de pulmonía. Debido al estado de salud de Juan, deciden que permanezca escondido en casa de Fernando hasta recuperarse, y trasladan a Agustín hasta casa de Justino. Sin embargo, la presencia de los fugitivos no pasa desapercibida, y los falangistas interrogan a don Pío y registran la casa de Fernando en busca de Agustín. En este registro se produce un enfrentamiento entre Juan y los falangistas, que acaba con la muerte de Juan y de algunos falangistas. La familia de Fernando es arrestada e interrogada hasta que uno de ellos revela el destino de Agustín.
Mientras tanto, Agustín llega a la casa de Justino, pero la encuentra vacía. Descubre con desesperación que Justino y su gente ya han sido capturados. Sin planes ni salidas, se oculta en la casa, esperando su destino. Floro, determinado a capturarlo personalmente, parte en solitario en su búsqueda, lo alcanza y se enfrentan. Se produce un enfrentamiento en el que Agustín, en un último acto de resistencia, le dispara en la entrepierna, dejándolo gravemente herido. En ese momento, irrumpe la Guardia Civil, que abate a Agustín a tiros. Un epílogo décadas después desmiente algunos rumores. Emilia nunca se casó, vivió con su familia ayudando con bordados y cuidando a sus sobrinos. Floro, apodado "Mediohuevo" tras el disparo, quedó cojo, alcohólico y violento. Finalmente fue asesinado en 1949 por un legionario joven en un cabaré de Las Palmas. Así pues, Los milagros prohibidos explora las consecuencias de la Guerra Civil en La Palma, donde la vida cotidiana se ve atravesada por el miedo, la represión y la resistencia. A través de Agustín, Emilia y Floro, la novela retrata cómo lo personal y lo político se funden en una lucha trágica por la dignidad y la libertad.