Resumen
Telefónica comienza con la llegada de tres periodistas ingleses a Madrid en pleno asedio de la capital, durante los primeros meses de la Guerra Civil –en concreto, cuando llegan a España las Brigadas Internacionales que se habían creado en España y Europa–, con el objetivo de apoyar a las comunicaciones del bando republicano. El edificio que da nombre a la obra es el espacio protagonista de la novela: el primer rascacielos de España y la edificación más alta de la capital está controlada por los militares republicanos, es el lugar donde se ejercen las comunicaciones nacionales e internacionales de la prensa, y también es el espacio central de observación de la artillería. Las bombas y los obuses que retumban constantemente en la ciudad serán el telón de fondo sobre el que se desarrollen los acontecimientos.
Agustín Sánchez, la ficcionalización del ya ilustre escritor Arturo Barea, es el comandante de los militares y, por tanto, cabeza central en la gestión del edificio, donde se albergan en el sótano refugiados afectados por los bombardeos, huidos de los barrios ya caídos, y se acoge también a policías, milicianos, aislados y empleados, es el núcleo de la vida técnica, política y militar. Por ello, el edificio está en el punto de mira de los fascistas: el miedo y la alerta es la respuesta directa a los constantes bombardeos. Ante este panorama llega la alemana Anita Adam, el alter ego literario de Ilsa Barea, destinada desde Alemania a formar parte de la resistencia en su tarea como censora: por su conocimiento de idiomas y la habilidad que presenta en su trabajo, debe enfrentarse al machismo de la España de la época, cuando no se concebía como posibilidad que una mujer pudiese acceder a un cargo importante, y a las sospechas que suscita por su condición de extranjera. Está en el punto de mira de los integrantes del edificio: las mujeres la critican por su aspecto físico y por su complicidad con el comandante Sánchez, y los comandantes anarquistas sospechan que es una infiltrada. Estas presuposiciones llegan hasta el punto de que Moreno, un comandante anarquista, le intenta tender una trampa llamando al agente Valentín para que la mate, el mismo que termina unas páginas después con el censor francés André. El intento de asesinato de Anita Adam es evitado por Sánchez, y es el acontecimiento que funciona como disparador de dos situaciones de gran relevancia dentro de la obra: primero, es el detonante que deja entrever las discrepancias que había dentro de los integrantes del mismo bando –anarquistas, socialistas, comunistas, sindicalistas–, lo que inevitablemente facilita el avance del ejército sublevado; segundo, es el momento en el que Anita Adam y Agustín Sánchez, a pesar de estar ambos casados, van afinando su confianza, hasta el punto de dejar cada uno a su marido y mujer, respectivamente, y comenzar una nueva vida fuera de Madrid.