No t’oblidis d’escriure’m

El año 2016 una abuela decide explicar a su nieta, Clàudia Bussé, la historia de amor de sus bisabuelos en los años finales de la Guerra Civil. La base del relato son las cartas que Joan Plà empezó a escribir, en abril del 38, desde el frente a su mujer, Teresa. Es muy interesante conocer las preocupaciones del marido desde el frente, que básicamente son tres: la salud de la familia, especialmente la esposa y la hija recién nacida; la obsesión por hacerles llegar la paga que reciben en el frente y la preocupación porque la ella no contesta las cartas. Teresa, que está refugiada en la casa de la familia del marido, en Mataró, se siente maltratada por la cuñada soltera. No contesta las cartas del marido porque no sabe expresarse correctamente y porque no tiene ni tiempo para escribir, ha de ocuparse de la niña y de la casa, su principal obsesión es tener comida. En un viaje a Barcelona contacta con un grupo de mujeres que cambian su manera de enfocar la vida: ha de ser una mujer independiente que no se deje dominar ni por los hombres ni por las mujeres. Al regresar, se enfrenta a su cuñada. Cuando en enero del 39 deja de recibir cartas empieza a pensar que ha pasado lo peor y al recibir la noticia de la muerte de su marido la situación empeora: la echan de la casa familiar, deja a la niña con una hermana, se refugia en Barcelona. Años después se reúne con su hija, de nueve años, y viven más o menos felices hasta que a los doce años la hija se queda huérfana, pero continúa con el lema de su madre «rendirse no es una opción». Las cartas, escritas en castellano, y algunas fotos pasaron de madre a hija y finalmente llegaron a Claudia Bussé.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)