Resumen
La acción comienza cuando Marcos Vidal asiste al entierro de un vecino y amigo de la familia, Cesáreo de Lema, de casi cien años. Al final del entierro Alba, nieta del fallecido, dice a Marcos que tienen que hablar porque Cesáreo había dejado algo muy importante para él. Días después se encuentran y le entrega una antigua caja metálica con cartas escritas por el abuelo de Marcos, Abel Buxán Pedreira, durante las primeras semanas de la Guerra Civil cuando tuvo que ocultarse en un agujero del monte. Las cartas desvelan un antiguo misterio familiar: la madre de Marcos, María Buxán, ingresada en una residencia con alzhéimer fue criada por unos padrinos, ya que su madre había muerto siendo ella muy pequeña y de su padre, Abel, se sospechaba que había huido a Portugal y desaparecido. De la lectura de las cartas se desprende que Abel, carpintero vinculado al sindicato CNT y comprometido republicano, efectivamente se refugió en el monte inmediatamente después del levantamiento militar, pero no huyó al extranjero ni abandonó a su mujer e hija. Cesareo, entonces con dieciséis años, presenció su muerte por un tiro en el estómago mientras intentaba salvar a una mujer de la agresión y violación por parte de tres falangistas, cerca del lugar donde estaba escondido.
La novela tiene una clara intención de recuperación de la memoria histórica, creando una ficción que se basa en numerosas experiencias reales. Situada en la zona de Betanzos y su comarca, ejemplifica a través de la figura Abel Buxán la peripecia de los fuxidos ("huidos"), personas significadas por su participación política, cultural o sindical durante la República que, debido a la rapidez con la que el golpe militar triunfó en Galicia y lo cruento de la represión posterior, no encontraron otra salida que esconderse en los bosques para intentar salvar la vida. La realidad se mezcla con la ficción a través de la figura de Xoán Vicente Viqueira, importante intelectual galleguista fallecido en 1924 con el que Abel se relaciona siendo niño y cuya influencia y visión del mundo le acompañará toda la vida (además, es quien le regala la caja metálica de té en la que conserva las cartas). El relato en primera persona de Abel trasciende también las escasas semanas que estuvo huido, ya que la lectura de las cartas y las revelaciones en ellas contenidas, estimulan a su nieto Marcos para intentar recuperar su cuerpo y el de otros enterrados y olvidados en el monte.
(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2020)