Resumen
La historia de María Lejárraga, aunque ha sido objeto de mayor difusión en el presente siglo gracias a la publicación de biografías y estudios literarios, no ha recibido aún la atención que merece. Esta autora extremadamente prolífica escribió multitud de poemarios, obras teatrales, relatos, estudios sobre la mujer y sobre el feminismo, traducciones y libros de memorias, además de colaborar en libretos de Usandizaga, Falla y Joaquín Turina. Aparte de la creación literaria, María Lejárraga fundó o colaboró con diversas asociaciones de protección de la mujer y fue elegida diputada por el Partido Socialista en la segunda legislatura de la República, en 1933. El enigma al que se refiere el título radica en los motivos que pudieron impulsar a Lejárraga, una feminista destacada, a ocultar su autoría firmando sus obras con el nombre de su marido, Gregorio Martínez Sierra, incluso después de su separación. Aunque en los círculos literarios y teatrales era bien sabido que las obras firmadas por Martínez Sierra eran producto del esfuerzo conjunto de este y su mujer, o en muchos casos exclusivamente de esta última, Lejárraga no firmó con su propio nombre hasta 1930 y a la muerte de Gregorio no logró que la Sociedad de Autores reconociera su autoría. La autora sugiere que tal opción se basó en el amor de Lejárraga por su marido, que le llevó a concebir sus obras como los hijos que no tuvieron pero que, como hijos, habían de llevar el apellido del padre.
La autora da vida al personaje de María Lejárraga al poner en su boca pensamientos o diálogos tomados de sus obras y de su correspondencia junto con otros imaginados. El relato, con un lenguaje muy cuidado, se agiliza mediante la alternancia de capítulos narrados en tercera persona con otros, no todos igualmente acertados, de distintas voces: la de Gregorio, que habla en primera persona; la de Margarita María de Monterrey, posible pseudónimo de Lejárraga, que colaboró en la revista Helios; la de Anita, una niña de familia muy humilde que sirve para describir el destino de muchas mujeres de la época, maltratadas por los hombres y condenadas al servicio doméstico como único empleo posible; la de una supuesta oradora, que debe enfrentarse a la opinión de feministas actuales, para las que Lejárraga resulta incomprensible y, finalmente, el punto de vista de la autora misma, que se expresa en tres supuestas entrevistas con María Lejárraga, una a propósito de su relación con Juan Ramón Jiménez y otras dos en los últimos años de su vida.
(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2020)