Resumen
El club de la memoria muestra el recorrido de la narradora, una restauradora de documentales de la Filmoteca Nacional que descubre una fotografía de 1932 en la que aparece un grupo denominado "El Club de la Memoria". Debido a la intriga causada por los rostros y la inscripción de la imagen, inicia una investigación para desentrañar las historias de sus integrantes. La novela se estructura en tres partes: “Los ojos de la Cibeles”, “Exiliatura” y “La lógica del escorpión”. A través de estas secciones, la autora reconstruye la historia de los integrantes de este grupo, intelectuales que participaron en las Misiones Pedagógicas durante la Segunda República Española. La investigación de la fotografía la lleva a indagar en la vida de los seis protagonistas retratados en la fotografía: el cineasta José Val del Omar, Luisa Galán, Violeta Castro, el músico Ernesto Mallo, el dramaturgo Adolfo Prieto, el pintor Agustín Vayas y el fotógrafo López.
En la búsqueda de este grupo, encuentra las memorias de Adolfo Prieto, quien relata recuerdos del pasado con sus compañeros y afirma haber vivido en el exilio tras la Guerra Civil. Sin embargo, al contactar con sus familiares en Toledo, descubre que Adolfo nunca abandonó España. Este hallazgo lleva a la narradora a cuestionar la veracidad de sus escritos y a profundizar en la vida de los demás miembros del grupo. Por ello, viaja a Toulouse para entrevistar a Luisa Galán, superviviente de un campo de concentración francés, la cual mantuvo una correspondencia con Adolfo. Luisa relata algunas de las anécdotas del pasado y desmiente las afirmaciones de Adolfo, a quien acusa de traicionar a sus compañeros, apropiándose del trabajo de su amigo Ernesto Mallo, músico que terminó suicidándose en el exilio.
En busca de más pistas del resto de integrantes, la narradora se traslada a Berlín, donde familiares de Ernesto le muestran cartas personales y le descubren algunos detalles de su historia, descubriendo que transformó su experiencia en una especie de pentagrama de la memoria. A continuación, se dirige a París, donde encuentra el diario de Violeta Castro, que documenta la vivencia durante la ocupación nazi a través de su diario, el cual le sirve de refugio y de registro de una época de temor y resistencia. Estos escritos, al igual que las memorias de Adolfo y el testimonio de Luisa y Ernesto, ejercen en la narradora una poderosa atracción. La recopilación de estos testimonios va conformando una memoria colectiva de los protagonistas.
El viaje continúa con un correo inesperado desde México: un nieto de Agustín Vayas le informa que su abuelo aún vive y accede a recibirla. En este encuentro se revela otra dimensión de los recuerdos del grupo y de la trayectoria del pintor exiliado, el cual recoge su experiencia vital a través de ilustraciones, utilizando el arte como medio para dar su testimonio. Por último, la narradora también accede a los cuadernos del fotógrafo López, cuya visión del mundo y su fotobiografía cierran el círculo de esta exploración.
La novela culmina con la constatación de que la historia del Club de la Memoria es una mezcla de idealismo, traiciones, silencios y heridas. A través de esta búsqueda, la narradora —y con ella el lector— revive la aventura cultural de las Misiones Pedagógicas y el coste humano del olvido impuesto por la guerra y el franquismo. La obra es también un homenaje a los exiliados, a aquellos que fueron borrados de su tiempo y su país, y que sobrevivieron en ciudades del destierro como Toulouse, París, Berlín, Dresde o México. A través del conjunto de testimonios, la narradora recompone el relato de unas vidas marcadas por el olvido, la traición, los amores frustrados y la muerte.