Resumen
En junio de 1939 atraca en el puerto de Veracruz el Sinaia con
1599 exiliados de España. Entre ellos hay políticos, intelectuales y gentes de todos los oficios. La primera parte de la novela «Los viajes. Mayo-junio 1939» describe la vida a bordo durante las más de dos semanas de travesía: conversaciones, tertulias, conferencias, bailes, periódico…. Y, sobre todo, el buen ambiente, la ayuda entre los pasajeros, su conformidad, la incertidumbre de sus destinos y la curiosidad por el país de acogida. En la segunda, «Tiempo de espera. Verano-otoño 1939. Otoño- invierno de 1945», se cuenta el día a día de un grupo de estos exiliados: sus inquietudes y preocupaciones, su asentamiento en el nuevo país, su agradecimiento y su nostalgia, su escisión entre el aquí presente y el allí, que es su pasado y el esperado futuro («No sé lo que hago aquí, pero sí sé que allí no podría estar»). Tras el entusiasta recibimiento y las primeras ayudas, se hace necesario organizar la vida personal y familiar. Siempre atentos a la radio y los periódicos, que no
destruyen sus esperanzas, van conociendo el desarrollo de la II Guerra Mundial y, aunque en el «verano de 1943 está más que claro que los Aliados no van a tocar a Franco», se cierra la sección con la ilusión del inmediato regreso. Mientras tanto, han rehecho sus vidas, gracias a la ayuda mutua, al SERE, al Colegio de México, al Instituto Luis Vives,donde se educa a los hijos en los ideales republicanos. Pero también al Fondo de Cultura Económica, a revistas como Séneca, a editoriales
y empresas creados por ellos mismos o donde encuentran acogida. En la tercera parte, «Últimas noticias», muchos años después, una de las hijas del exilio profesora de Historia de México en la Universidad, remata esas biografías y hace algunas consideraciones sobre la especificidad de los refugiados españoles en México.