Resumen
En Martutene confluyen los conflictos de pareja con los conflictos histórico-políticos del País Vasco. La estructura de la novela consta de dos planos principales. Ambos planos están protagonizados por una pareja adulta que se ve afectada por el aburrimiento, la culpa y otros problemas que arrastraban de tiempo atrás. En los capítulos impares, los protagonistas son el escritor Martin y la traductora Julia; en los capítulos pares, los médicos Iñaki Abaitua y Pilar. La llegada de Lynn, una jóven socióloga estadounidense, transformará la vida de todos ellos. La obra se centra fundamentalmente en los personajes de Iñaki Abaitua y Julia; por un lado, para hacer ver el daño que se causan mutuamente, y por otro, para reflexionar sobre la culpa individual y colectiva, de la guerra, del conflicto vasco o del nacionalismo. Por otra parte, Martutene homenajea la novela Montauk (1975) de Max Frisch; esto se refleja en las constantes referencias intertextuales hacia el libro (comenzando por la estela más evidente: el personaje de Lynn).
La crítica ha definido esta densa obra como «literatura de grises o de matices». En Julia e Iñaki Abaitua se puede apreciar la voluntad de transmitir la memoria (tanto comunicativa, como colectiva y cultural) en su mayor complejidad posible. De ahí las frecuentes dudas y preocupaciones que les surgen a los protagonistas al explicar el pasado a sus hijos/as, así como las preguntas y confesiones que se hacen a sí mismos. Tratan de medir y deliberar a lo largo de toda la novela qué y cómo deben transmitir a las nuevas generaciones. Es Julia quien reflexiona sobre esto con más profundidad; pues al ser ella traductora, hace de intermediaria no sólo entre distintas lenguas sino también, simbólicamente, entre distintas generaciones. Es más, «tiene pensado escribir una historia del País Vasco al estilo de la Breve historia del mundo de Gombrich, partiendo de las historias que le cuenta a (su hijo) Zigor cada noche» (715).
Abaitua se esfuerza en desmontar una visión simplista del abuelo materno al aclarar a su hijo Loiola que haber ido a la guerra en el bando de Franco no significa necesariamente que su abuelo fuera fascista. En el caso de Julia y Zigor, toda su familia es abertzale y la complejidad de la transmisión de la memoria reside en el complejo vínculo entre el nacionalismo y la violencia de ETA. Esto se traduce en el problema que le supone a Julia la herencia de su difunto marido; reflejado, primero, en el nombre de Zigor (el apodo que usaba el padre como miembro de ETA), y segundo, en la carta que escribió para su hijo antes de morir (y que Julia no se atreve a que su hijo la abra). En pocas palabras, Ramon Saizarbitoria cuestiona los esquemas maniqueos y los mitos para poder reflexionar sobre el pasado próximo con más profundidad y dando lugar al pensamiento crítico. En este sentido, cobran mucha importancia los testimonios de la abuela de Zigor sobre el traumático bombardeo de Gernika que tuvo lugar el 26 de abril de 1937.
En suma, la novela pone de relieve la idea de una guerra sin héroes. Además, las reflexiones metaliterarias hacen de la escritura (y por extensión, de la literatura o del arte) un vehículo idóneo para transmitir a las nuevas generaciones la realidad sociohistórica y política del País Vasco. Es obvio que Martutene se publicó en un momento histórico especial, poco después de la renuncia de ETA a la actividad armada.
Iruretagoiena, Leire (2023): "Ficha sobre
Martutene de Ramon Saizarbitoria". En
Memory Novels LAB: Laboratorio Digital de Novelas sobre Memoria Histórica Española.