Resumen
El relato reflexiona sobre el peso ideológico del legado del nacionalismo vasco que les ha llegado a las nuevas generaciones. Polikarpo, el protagonista narrador, es hijo de un chofer que fue el encargado de trasladar los restos de Sabino (Polikarpo) Arana, en el contexto de la exhumación realizada para proteger su tumba, ante el avance de los fascistas. El día de la exhumación, el padre del protagonista robó un huesecillo y después de haber guardado esta "reliquia" durante toda su vida con gran devoción, se la entrega a su hijo en herencia. A lo largo del cuento, intercalando analepsis y prolepsis, se dibuja y se detalla poco a poco el pasado de la familia, a través de conversaciones íntimas entre padre e hijo. Sin embargo, estos momentos íntimos son también dolorosos para Polikarpo: «No sé cómo, cuando se sentaba en el borde de la cama, muchas veces, aplastaba mis piernas, pero él no se daba cuenta (...) o no le parecía que me haciera daño, y claro, no era así, pues pesaría alrededor de noventa kilos (...)» (404). Es decir, cada momento en que su padre comienza a narrarle su “famoso” pasado nacionalista, viene envuelto de dolor físico (y por extensión, de dolor simbólico) para el protagonista. «Prefería llevar el peso de su carga en silencio, antes que echar a perder esos momentos que él vivía con la conciencia llena de felicidad» (428).
Los diversos relatos sobre la exhumación y el traslado de los restos de Arana, van mostrando las contradicciones entre las anécdotas exageradas del padre enorgullecido, el acta defectuoso que escribió Ceferino Xemein el día del suceso (420) y la historia “real” (424). Con todo ello, Saizarbitoria da a entender que la Historia escrita en mayúsculas también es un relato, es decir, una construcción social.
Al final del cuento, Policarpo no sabe qué hacer con el huesecillo que su padre le había ordenado devolver a la tumba de Arana, y cuando finalmente decide arrojarlo al mar, en realidad, se libera de la carga ideológica que su padre había puesto sobre sus hombros. Dicho de otro modo, la muerte de su padre es, en cierta medida, liberadora. La frase «Tú eres mi patria» (463), que dirige a su amada Sabine o Bioleta, una joven que también carga con el pasado nacionalista de su padre —«la compleja herencia que nos ha tocado» (459)—, puede ser leída como el mensaje fundamental del cuento.
La memoria, el nacionalismo, el deseo... se van entrelazando en boca de un narrador homodiegético que no sólo consigue conmover sino que, en varias ocasiones, hace reír al lector a causa de sus tintes de humor negro e ironía.