Resumen
Paula Quiñones, inspectora de Hacienda, viaja al pueblo de Azafrán durante sus vacaciones de verano para ayudar como voluntaria en las tareas de localización y exhumación de las fosas comunes donde todavía permanecen las víctimas de la represión franquista desde 1936. La tarde en la que Paula llega a Azafrán, interrumpe la celebración familiar por los cien años de Jesús Beato, el patriarca sobre el que pivota el resto de la familia. Así, Paula, que se hospedará en el hotel regentado por la familia, conocerá al propio Jesús Beato, a sus hijos, Samuel y Luis, a sus respectivas mujeres, Analía y Paquita, así como al nieto, David Beato, un treintañero con el que Paula comenzará a mantener relaciones sexuales de manera esporádica.
Junto a Rosa y Braña-Alcañiz, Paula contribuirá a desarrollar los trabajos de excavación y recuperación de cuerpos, pero también, mediante entrevistas a los vecinos del pueblo de Azafrán y del resto de la comarca, a determinar cuántos represaliados dejó el franquismo en la zona y dónde fueron a parar sus cadáveres, aparte de la fosa común en la que ya se están llevando a cabo los trabajos de recuperación. En una de las sesiones de entrevistas, Samuel llega con un cuaderno y pretende ser entrevistado por Paula y Rosa, pero inmediatamente es reprendido por su hermano Luis y obligado a abandonar el local municipal donde trabajan las voluntarias. Es entonces cuando Paula advierte que los hermanos están peleados por unas tierras que ambos pretenden heredar del centenario Jesús Beato, y que tanto ellos como sus mujeres se disputan manipulando la voluntad del abuelo.
Sin embargo, el descubrimiento que le proporciona el cuaderno de Samuel es mucho mayor, pues revela cómo el abuelo Jesús Beato hizo fortuna durante la guerra civil y la inmediata posguerra, delatando a los vecinos “rojos” a cambio de confiscaciones y apropiaciones de todo tipo de bienes.
Las sospechas y el odio entre los miembros de la familia crecen en medio de acusaciones de robo y por la posibilidad de que se descubra el origen de su fortuna. Como consecuencia de ello, Samuel es encontrado ahorcado a las afueras del pueblo, aunque finalmente se descubrirá que fue asesinado por su hermano Luis, su cuñada Paquita y su propia mujer Analía Melgar, quien reclamaba la casa familiar como propia. Pero además, dado que Paula conoce el secreto, también será asesinada por Analía y su prima, con la ayuda de David, quien espera heredar todos los bienes, comenzando por la casa, que se levanta, en efecto, sobre una enorme fosa común.
La novela se articula a partir de las cartas que Paula Quiñones envía a su amiga Luz Arranz; del relato que esta elabora para explicar la muerte de Paula al detective Arturo Zarco, en el que cuenta las entrevistas en prisión con Analía o la visita a Berlín a casa del tercero de los hijos de Jesús Beato, el homosexual Fausto Beato; y unos interludios a modo de monólogo interior en el que los cadáveres de los represaliados de la guerra civil toman la palabra para contar sus historias y reclamar justicia.