Resumen
Según la crítica, Bilbao-New York-Bilbao es un homenaje a la necesidad humana de contar y de compartir historias. La obra es semejante a una red tejida con infinidad de relatos breves. Es decir, es un esqueleto invertebrado que, junto con una escritura peculiar que se caracteriza por la mezcla de registros y tipografías, hace que el libro sea considerado por la crítica como un experimento literario. No hay un hilo narrativo principal, ni tampoco un relato fundamental que hilvane todos los relatos. Por el contrario, es un cruce de caminos donde, de forma más evidente que la habitual (teoría de la recepción), está en manos del/la lector/a sumergirse en una interacción creativa con respecto al texto y construir significados. La postura a favor de esta visión artística se encuentra en el propio libro. Se trata de una frase que pronuncia Uribe, el narrador protagonista que se encuentra a caballo entre lo autobiográfico y lo ficticio: «Embelleció su argumento sirviéndose de un cuento, sin juzgar o valorar (la cuestión) directamente. Esto es lo que más me gustó: gracias al cuento, pude ver (la cuestión) con más claridad. Los relatos recogen los matices de la realidad. Y lo más importante de la vida son los matices» (52).
El autor utiliza como materia poética las microhistorias de su familia. Al convertir la memoria familiar en una serie de cuentos, plantea sus dudas y comenta su propio proceso creativo o la literaturización de sus recuerdos. Bebe de las múltiples fuentes de la memoria, ya sea la memoria comunicativa (testimonios orales, correspondencias, bertsos… (19, 87, 188, 105...)), ya sea la memoria colectiva y cultural (obras de arte, museos, archivos y documentos… (15, 17, 174, 13, 235...)). En suma, de manera muy fragmentada, recoge las vivencias de tres o cuatro generaciones (155). El tiempo narrativo se disuelve en la simultaneidad de diversos niveles: la preguerra, la Guerra Civil, la dictadura franquista y los tiempos marcados por la actividad armada de ETA. Todos estos estratos temporales se intercalan en el pretexto de un vuelo que el escritor Uribe (autoficción), realiza en 2008 desde Bilbao a Nueva York, para dar una conferencia.
Por otra parte, el imaginario de Gernika/Guernica sostiene a lo largo del libro la reflexión que realiza el narrador protagonista sobre los tiempos conflictivos que le ha tocado vivir. A través del binomio que conforman Gernika (la representación histórica del bombardeo del pueblo vizcaíno) y Guernica (la écfrasis del cuadro de Picasso) simboliza los recuerdos traumáticos que caracterizan al pasado reciente del País Vasco. Asimismo se sirve de este dispositivo de la memoria para representar distintos modos de habitar el trauma; la cuestión que plantea cuál ha de ser la función política del arte (y del/la artista); y una postura a favor de la pacificación.