Resumen
Las memorias de Amador Souto sobre los crímenes de posguerra perpetrados en su aldea natal en Galicia son el eje vertebrador de la novela, la cual se estructura externamente a través de once capítulos que se corresponden con los once meses que van desde febrero a diciembre de 1999, a modo de diario del último año de vida del protagonista, además de una especie de apéndice final titulado “Documentos”. Lejos de tratarse de una narración lineal, el relato se caracteriza por su fragmentariedad y se articula a través de las reflexiones y recuerdos en primera persona que Amador ha decidido escribir para que no se olviden, a los que se unen fragmentos narrados por otras voces anónimas que lo acompaña. Además, se integran cartas intercambiadas en el pasado –especialmente cuando él hacía el servicio militar– con Isaura, su amor de juventud e interlocutora principal de la narración, junto con informes psiquiátricos, documentación judicial, digresiones históricas e incluso fragmentos de obras como La Historia de España contada con sencillez, de José María Pemán.
Los crímenes de la posguerra le pesan a Amador como si llevase perpetuamente un muerto –y de ahí el título de la obra–, en especial el asesinato de su padre Ovidio a manos de la guardia civil en 1945, cuando este formaba parte de una partida guerrillera. El recuerdo traumático de aquel hecho es el desencadenante de toda la rememoración, que coloca el foco en la represión llevada a cabo tras el triunfo de la sublevación militar y el establecimiento de la dictadura franquista por el falangista Fermín Calveiro, O Teso, responsable de la muerte de Ovidio o de la de la madre de Isaura, entre muchas otras. Esta ocupa también un lugar central, hasta el punto de que Amador afirma que es la evocación de los años de amor compartidos de niños y adolescentes lo que lo mantiene vivo. Además de la historia de amor y de los recuerdos escolares y familiares, el protagonista narra detalladamente episodios como el sucedido en 1951, cuando la sed de venganza lo lleva a acompañar al guerrillero Eusebio Cacharrón hasta un prostíbulo para matar a Calveiro y hacer justicia, así, en honor a las víctimas del mencionado perpetrador. A pesar de no ser él el ejecutor, esto conducirá a Amador a prisión y, posteriormente, al manicomio compostelano de Conxo, en donde permanecerá años internado.
Diagnosticado de esquizofrenia paranoide, como detalla el informe médico recogido al final del libro, debido a la violencia sufrida y presenciada a lo largo de su vida, el protagonista escribe, como terapia, en los estertores del siglo XX desde su vivienda en Santiago de Compostela. Al tiempo que repasa su biografía, Amador reflexiona sobre la situación política contemporánea, contra la que se muestra muy crítico, y especialmente sobre el trauma, el silencio o el dolor que le produce la memoria, dolor al que pondrá fin por medio de la eutanasia gracias a la ayuda de su amigo y psiquiatra Domingo Vilanova, haciendo coincidir su muerte, el 22 de diciembre del 99, con el final del relato.