Resumen
La novela se conforma en torno a las historias personales de cinco mujeres –inspiradas en casos reales– que coinciden durante un tiempo en la cárcel gallega de A Lama, cuatro de ellas como presas que cumplen condena y la quinta, Laura, como funcionaria de prisiones. A través de la perspectiva de Inma, escritora con trastorno bipolar que atraviesa una crisis creativa tras su haber sido condenada por homicidio en grado de tentativa inacabada, conocemos las vidas de Valentina, Margot y Sor Mercedes, además de la de la propia Laura, con quienes comparte el presidio lucense. El personaje de Inma, que guarda ciertas similitudes con la propia autora más allá de la evidente antroponímica, habla en primera persona desde un tiempo posterior y nos hace partícipes del proceso de escritura de unas páginas a las que no augura mucho futuro pero que se acabarán convirtiendo en la novela que el lector tiene en sus manos. Así pues, son habituales las reflexiones metaliterarias, que se combinan con la rememoración de su propia trayectoria vital, marcada por un trauma infantil: el acoso sexual y el intento de violación del que la escritora fue víctima por parte de su tío Pepe, al que de adulta intenta asesinar.
Más allá de las vivencias de las cinco protagonistas en la propia prisión, la narración pone el foco en su pasado y, concretamente, explica cómo cada una de ellas llegó hasta a ese lugar. Valentina es una joven colombiana que, tras tener un hijo fruto de una violación, es engañada para viajar a España y detenida a su llegada por contrabando de drogas. Mientras su hijo Daniel se cría con una familia de acogida, ella lucha porque la trasladen a una cárcel de madres en la que poder estar juntos. Margot es una prostituta politoxicómana a la que su familia de etnia gitana separó de su hijo en el momento en que este nació, cuando ella todavía se hacía llamar Rebeca. Finalmente, sor Mercedes, quien ejerce de asesora espiritual del resto de presas, es una monja condenada a veinte años por el robo de bebés durante la dictadura. Es su historia, por tanto, la única que se refiere propiamente a la época franquista: fue criada en un convento de la posguerra y educada en los principios de la Sección Femenina, tras quedar huérfana de madre –maestra republicana asesinada– y la desaparición de su padre, probablemente un maquis. Su participación en la trama de los niños robados, de la que será la única acusada tras un mediático proceso judicial, es uno de los focos de la novela, que muestra las razones que llevaron a la religiosa a cometer el delito, tales como sus propias creencias católicas o el objetivo de procurarles a los menores una vida mejor.